
Los médicos sugerirán «ajustes» al protocolo que se aplicará en escuelas. Un punto central: cómo se manejarán con los chicos con enfermedades crónicas severas y los que conviven con personas con comorbilidades.
En cada provincia, en cada localidad de la Argentina, los docentes se están preparando para el inicio del ciclo lectivo 2021 que será presencial, según lo determinó el Ministerio de Educación de la Nación: a partir del 17 de febrero para los que cursarán séptimo grado de la primaria, quinto año de la secundaria y sexto año de las escuelas técnicas. El 15 de marzo es la fecha del regreso para todos los demás. Así, mientras en cada escuela se ponen en marcha las acciones necesarias para cumplir con el protocolo establecido por el Ministerio de Educación de la Nación, empieza a ser más evidente que algunas cuestiones estipuladas en el protocolo (y que la mayoría de las provincias toma como base) no son fácilmente aplicables o no están tan claras. Eso motivó a la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) a elaborar un nuevo documento que hoy será presentado en el Ministerio de Salud de la Nación. Está previsto que sea el titular de la cartera sanitaria quien reciba a los médicos.
La SAP ya había presentado una guía con sugerencias en octubre del año pasado y otra en diciembre. En este nuevo escrito, que llevarán hoy, se hace hincapié en cómo deben estar acondicionadas las aulas para minimizar el riesgo de contagios y se puntualiza la necesidad de que quede «totalmente claro» que los chicos incluidos en grupos de riesgo frente al Covid deberán asistir a clases presenciales o no, de acuerdo a la decisión que tome el especialista que los trata. Porque si bien en el protocolo oficial de Educación se describe que quedan exceptuadas de concurrir a las aulas las personas (se entiende que es tanto para los docentes como para los alumnos) con determinadas enfermedades (que allí se describen) los pediatras entienden que no se puede tomar esa decisión en base a un diagnóstico sino que debe ser en base al estado de salud de cada chico en particular.
«Si se exceptúa por ejemplo a los alumnos con fibrosis quística, asma moderada o severa, o con inmunodeficiencias o enfermedad hepática, tal como está descripto, no puede tomarse esa determinación en relación al diagnóstico porque hay chicos con esas patologías con una muy buena calidad de vida, que tiene pocos síntomas y están controlados, entonces, esos alumnos deberían regresar a la escuela si el médico tratante así lo dispone, no puede quedar en manos de las escuelas esta decisión. Los directivos, maestros y los padres deben estar tranquilos sobre este punto, por eso tiene que quedar muy bien especificado», dijo Omar Tabacco, presidente de la SAP, quien agregó: «La presencialidad es lo que se busca, de eso no hay dudas, pero hay que ver puntualmente las excepciones, que son pocas pero existen y es lógico que los padres y los propios docentes estén preocupados».

No está establecido tampoco qué ocurrirá con los chicos que viven con personas de riesgo frente al Covid (hermanos, padres, abuelos). Es de esperar que quede aclarado esto también.
Tampoco hay datos suficientes sobre cómo se manejará administrativamente el tema: ¿tendrán que presentar el certificado de discapacidad en las escuelas los chicos que lo tienen? ¿podrán regresar al aula los que tienen certificado de discapacidad pero cuenta actualmente con un buen estado de salud general? ¿bastará con una indicación médica por escrito si no tienen ese documento pero no pueden estar expuestos por problemas de salud? Estas son algunas de las muchas preguntas que giran sobre el tema. La vuelta a las aulas de personas con discapacidad es todo un capítulo ya que el objetivo es justamente que los más vulnerables (que han estado más aislados) en la medida que la salud se los permita regresen a clases, pero sin dudas hacen falta más especificaciones al respecto. Porque hay situaciones muy diferentes englobadas en la discapacidad que abarca a chicos con enfermedades viscerales, otros con problemas neurológicos o motrices, otros que no tienen problemas físicos pero sí algún retraso madurativo, etc. Y no todos tienen el mismo riesgo si contraen Covid. Por lo tanto, algunos podrán regresar y otros deberán continuar las clases pero en sus hogares.

El regreso ¿complicado?
Cada curso se dividirá en dos grupos (que irán a clases en forma alternada, una semana sí y una no): mientras estén en su casa trabajarán con cuadernillos. La jornada escolar tendrá una duración de 3 horas y media. El horario matutino se fijaría en Santa Fe a partir de las 8 y hasta las 11.45. A poco de que se abran la puerta de las escuelas hay determinadas preocupaciones, entre las familias y los propios docentes, vinculadas al operativo regreso.
En octubre del año pasado, este diario entrevistó a Gabriela Ensinck, secretaria del comité nacional de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). La especialista decía en ese momento, con preocupación: «Si los protocolos no están listos pronto no se va a poder regresar ni el año que viene», al tiempo que admitía que desarrollarlos era una tarea «sumamente compleja» que implica un trabajo «dedicado y minucioso que debe incluir a todas las áreas de la educación y a los epidemiólogos e infectólogos».
Los pediatras vienen destacando que «hay que ir hacia la presencialidad», algo que hoy ya no se discute en general (el presidente de la Nación Alberto Fernández, el ministro de Educación de la Nación, los ministros provinciales, grupos de padres y docentes coinciden hoy en esa necesidad después de un año sin clases presenciales). Lo que la SAP puntualiza es que a la hora del regreso debe tenerse en cuenta «la situación epidemiológica de cada localidad respecto de los contagios de Covid», además, en los diferentes documentos han pedido que los edificios escolares estén en condiciones: baños adecuados, ventilación garantizada en los espacios cerrados compartidos, disponibilidad de alcohol en gel o lavado de manos frecuente, distanciamiento entre los alumnos, entre otros aspectos.